La ciudad de Irueña
He visitado la ciudad de Irueña,
y con pesar he visto que en sus ruinas
no anidan las oscuras golondrinas
ni sus reales fija la cigüeña.
Un arroyo a sus plantas se despeña,
la cabeza levanta entre colinas,
y en su recinto, bajo las ruinas.
hay un marrano convertido en peña.
Sobre unos muros llenos de rendijas,
donde toman el sol las lagartijas,
hartos de carne pósanse los grajos.
Y entre las ruinas, con los excrementos
de los caballos y de los jumentos,
hacen pelotas los escarabajos.
M.G.
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